El ministro de Exteriores británico, Jack Straw, dio la bienvenida a las «nuevas sugerencias» del Gobierno español sobre Gibraltar «en los dos últimos meses» y prometió «trabajar juntos» para lograr un acuerdo sobre el Peñón. En una gala conmemorativa del Día Nacional de Gibraltar celebrada el lunes en Londres, el jefe de la diplomacia británica mostró su agrado por la disposición del Gobierno español a «escuchar a los intereses y aspiraciones de los gibraltareños y desarrollar una cooperación local en el Campo de Gibraltar». El Gobierno de Zapatero ha decidido renunciar, por el momento, a la negociación para compartir la soberanía del Peñón y llegar, a cambio, a acuerdos que faciliten «un clima de confianza» para ulteriores conversaciones.
Gonzalo Suárez / Luis Mateos
Londres / Cádiz- Al festejo también acudió el ministro principal de la colonia, Peter Caruana, al que Straw dedicó parte de su discurso. «Todos aprendimos lecciones de las negociaciones de 2001 y 2002», declaró el titular de Exteriores. «Reconozco que algunas de las ideas que emergieron entonces no encontraron buena acogida en Gibraltar. Pero estoy seguro de que usted estará de acuerdo en que esto no debe impedirnos continuar trabajando juntos para el bien de la población de Gibraltar». Straw se refería a las negociaciones que mantuvo con el entonces ministro de Exteriores español, Josep Piqué, que estuvieron a punto de cuajar en la firma un acuerdo para compartir la soberanía del Peñón. Sin embargo, reticencias de última hora por parte de los británicos, que temían una sublevación de los gibraltareños ante un acuerdo que no apoyaban, hicieron fracasar las negociaciones. Meses después, en noviembre de 2002, un referéndum ilegal celebrado en Gibraltar mostró que casi el 99 por ciento de los llanitos estaban en contra del modelo de soberanía compartida. El Día Nacional de Gibraltar coincidió este año con las celebraciones por el 300 centenario de la conquista militar del Peñón por parte de los británicos y Straw quiso hacer un guiño a los llanitos más apegados al Reino Unido. Así, les prometió que tendrán derecho de veto ante cualquier acuerdo entre los Gobiernos británico y español. Sin embargo, Straw explicó a la audiencia, congregada en el opulento Guildhall de la «City» londinense, que hoy tiene previsto explorar la nueva posición española sobre Gibraltar con el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, durante su primera visita oficial a Madrid tras la victoria socialista. El Gobierno español no renuncia a reclamar la soberanía del Peñón en el futuro, pero ante la evidencia de que el Reino Unido no está dispuesto a ceder, ha optado por reforzar mientras tanto la cooperación bilateral. El objetivo es crear un «clima de confianza» que facilite posteriores negociaciones. Así, Moratinos baraja hacer concesiones que faciliten la vida cotidiana de los gibraltareños para mejorar la imagen española en la colonia. El ministro de Asuntos Exteriores español propondrá que, entre estas medidas tendentes a suavizar las relaciones con los gibraltareños, se autorice la creación de un comité conjunto entre el Gobierno gibraltareño y la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar. Además, solicitará a Straw que se estudie a fondo la necesidad de actualizar las pensiones de los españoles que trabajaron en Gibraltar y perdieron sus derechos cuando se cerró la verja en 1969, según explicaron a Efe fuentes del Ministerio de Exteriores. Las mismas fuentes precisaron que, ante el fracaso de las negociaciones bilaterales anteriores y sin renunciar a reclamar la soberanía del Peñón, había que buscar soluciones a través de vías de avance distintas, sin enterrar por ello el espíritu de las conversaciones que mantuvieron España y el Reino Unido hasta julio del 2002. En todo caso, admitieron que en la decisión de abrir una vía diferente de diálogo pesó el rechazo de la población gibraltareña a una eventual soberanía compartida entre España y el Reino Unido. La primera muestra del cambio de talante del Gobierno socialista quedó patente ayer en el seno de la UE. Los ministros de Justicia e Interior aprobaron oficialmente la puesta en marcha de la Agencia Europea de Control de Fronteras después de que los gobiernos de Madrid y Londres llegaran a un acuerdo para excluir al territorio de Gibraltar del ámbito de actuación de la Agencia, lo que permitió que España levantara su reserva inicial a este reglamento. Los alcaldes de las localidades del Campo de Gibraltar han acogido el cambio de posición del Gobierno de manera diferente según su signo político. Mientras que el alcalde de La Línea de la Concepción, el popular Juan Carlos Juárez, abogó ayer por mantener la presión para solucionar «de una vez por todas» el asunto de Gibraltar, el socialista Alonso Rojas, regidor de Los Barrios, manifestó su esperanza en que la nueva postura del Ejecutivo contribuya a resolver el contencioso y mejorar las condiciones de vida de los habitantes de la zona.
Londres / Cádiz- Al festejo también acudió el ministro principal de la colonia, Peter Caruana, al que Straw dedicó parte de su discurso. «Todos aprendimos lecciones de las negociaciones de 2001 y 2002», declaró el titular de Exteriores. «Reconozco que algunas de las ideas que emergieron entonces no encontraron buena acogida en Gibraltar. Pero estoy seguro de que usted estará de acuerdo en que esto no debe impedirnos continuar trabajando juntos para el bien de la población de Gibraltar». Straw se refería a las negociaciones que mantuvo con el entonces ministro de Exteriores español, Josep Piqué, que estuvieron a punto de cuajar en la firma un acuerdo para compartir la soberanía del Peñón. Sin embargo, reticencias de última hora por parte de los británicos, que temían una sublevación de los gibraltareños ante un acuerdo que no apoyaban, hicieron fracasar las negociaciones. Meses después, en noviembre de 2002, un referéndum ilegal celebrado en Gibraltar mostró que casi el 99 por ciento de los llanitos estaban en contra del modelo de soberanía compartida. El Día Nacional de Gibraltar coincidió este año con las celebraciones por el 300 centenario de la conquista militar del Peñón por parte de los británicos y Straw quiso hacer un guiño a los llanitos más apegados al Reino Unido. Así, les prometió que tendrán derecho de veto ante cualquier acuerdo entre los Gobiernos británico y español. Sin embargo, Straw explicó a la audiencia, congregada en el opulento Guildhall de la «City» londinense, que hoy tiene previsto explorar la nueva posición española sobre Gibraltar con el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, durante su primera visita oficial a Madrid tras la victoria socialista. El Gobierno español no renuncia a reclamar la soberanía del Peñón en el futuro, pero ante la evidencia de que el Reino Unido no está dispuesto a ceder, ha optado por reforzar mientras tanto la cooperación bilateral. El objetivo es crear un «clima de confianza» que facilite posteriores negociaciones. Así, Moratinos baraja hacer concesiones que faciliten la vida cotidiana de los gibraltareños para mejorar la imagen española en la colonia. El ministro de Asuntos Exteriores español propondrá que, entre estas medidas tendentes a suavizar las relaciones con los gibraltareños, se autorice la creación de un comité conjunto entre el Gobierno gibraltareño y la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar. Además, solicitará a Straw que se estudie a fondo la necesidad de actualizar las pensiones de los españoles que trabajaron en Gibraltar y perdieron sus derechos cuando se cerró la verja en 1969, según explicaron a Efe fuentes del Ministerio de Exteriores. Las mismas fuentes precisaron que, ante el fracaso de las negociaciones bilaterales anteriores y sin renunciar a reclamar la soberanía del Peñón, había que buscar soluciones a través de vías de avance distintas, sin enterrar por ello el espíritu de las conversaciones que mantuvieron España y el Reino Unido hasta julio del 2002. En todo caso, admitieron que en la decisión de abrir una vía diferente de diálogo pesó el rechazo de la población gibraltareña a una eventual soberanía compartida entre España y el Reino Unido. La primera muestra del cambio de talante del Gobierno socialista quedó patente ayer en el seno de la UE. Los ministros de Justicia e Interior aprobaron oficialmente la puesta en marcha de la Agencia Europea de Control de Fronteras después de que los gobiernos de Madrid y Londres llegaran a un acuerdo para excluir al territorio de Gibraltar del ámbito de actuación de la Agencia, lo que permitió que España levantara su reserva inicial a este reglamento. Los alcaldes de las localidades del Campo de Gibraltar han acogido el cambio de posición del Gobierno de manera diferente según su signo político. Mientras que el alcalde de La Línea de la Concepción, el popular Juan Carlos Juárez, abogó ayer por mantener la presión para solucionar «de una vez por todas» el asunto de Gibraltar, el socialista Alonso Rojas, regidor de Los Barrios, manifestó su esperanza en que la nueva postura del Ejecutivo contribuya a resolver el contencioso y mejorar las condiciones de vida de los habitantes de la zona.