Esta búsqueda de nuevos mercados se vió estimulada por la creciente competencia internacional. La extensión de la industrialización y las mejoras en las redes de transportes hizo que la cantidad de productos destinados al mercado se incrementase considerablemente y, al mismo tiempo, provocó una tendencia descendiente en los precios a partir de 1873. Estos factores hicieron que muchos estados recurriesen progresivamente al establecimiento de barreras proteccionistas de su mercado interno frente a los productos extranjeros y que buscasen nuevos mercados para sus excedentes, mercados que también se reservarían en exclusiva. El temor a quedarse sin mercados, el proteccionismo, y el aumento de la competencia obligarían a la creación del respectivo imperio colonial.
Junto con la búsqueda de nuevos mercados está la necesidad de materias primas con las que abastecer a la industria de la metrópolis (algodón, cobre, estaño, caucho, petróleo..), metales preciosos u otros productos alimenticios destinados al consumo de los crecientes núcleos de población urbana europeos y americanos.
En esta creación de nuevos mercados, las comunicaciones jugaron un importante papel. Teniendo en cuenta las enormes distancias que era preciso recorrer hasta muchas de las colonias, las metrópolis tuvieron que ocupar puntos estratégicos intermedios situados en las propias rutas comerciales con la función de servir de apoyo a sus transportes marítimos.
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