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martes, 1 de febrero de 2011

El imperialismo y la expansión del capitalismo industrial financiero

En las primeras décadas del siglo XX, distintos pensadores socialistas y marxistas formularon explicaciones que vinculaban el imperialismo con la expansión del capitalismo. En estas explicaciones destacaron la primacía de factores económicos ya señalados por los políticos colonialistas, pero en su análisis acentuaron el carácter global del imperialismo que, para ellos, no surge como fruto de unas causas coyunturales (proteccionismo, crisis económica..) sino por la propia dinámica interna de desarollo de las fuerzas productivas capitalistas.

Al mismo tiempo, frente a las alabanzas generales y el entusiasmo que la expansión imperialista provocaba en los políticos y en la mayor parte de la opinión pública europea de la época, estos pensadores realizaron una visión crítica y peyorativa, poniendo de manifiesto los beneficios de la expansión imperialista en contraste con la explotación de los pueblos dominados. Así mismo, propusieron la reforma social como medida para solucionar el problema.

El economista asesor del Partido Laborista inglés, Hobson, puso de manifiesto la estrecha vinculación del imperialismo con el problema del subconsumo que afecta a los sistemas capitalistas debido a los escasos salarios que perciben las masas obreras. Si la clase obrera tuviera mas más poder adquisitivo, sería menos necesaria la búsqueda incesante de nuevos mercados fuera del país.

Otra matización es del también economista y destacado dirigente del Partido Socialdemócrata Alemán, Hilferding, que resaltó los aspectos financieros como motor de la edificación de los imperios coloniales. Según el, la concentración de capitales en pocas manos y la saturación de los mercados internos propicia su inversión en el exterior; para asegurar el cobro de sus beneficios, los capitalistas propiciarán el control total del territorio donde se hacen sus inversiones, obligando de ese modo a sus gobiernos a crear colonias.

Si bien es cierto que las inversiones de capitales en el extranjero aumentaron vertiginosamente en el último tercio del siglo XIX, no se puede establecer una relación causa-efecto con la expansión del imperialismo, ya que sólo una parte de este flujo masivo de capitales acudía a los nuevos imperios coloniales, mientras que otros lo hacían hacia países políticamente independientes.

Los socialistas revolucionarios como Rosa Luxemburg, Bujarin y, sobre todo, Lenin, le dieron una interpretación más radical a las ideas anteriores; para ellos, el imperialismo era una fase específica del desarollo del capitalismo, más concretamente del capitalismo en el que predomina el capital financiero y los monopolios. En la frase de Lenin, el imperialismo es la fase superior del capitalismo.

Para garantizar la seguridad de sus inversiones y alcanzar las ingentes cantidades de materias primas que demandaban las industrias, estas oligarquías estimulan a sus gobiernos a la creación de colonias o mercados en exclusiva. La expansión colonial conduce a la división territorial del mundo entre las grandes potencias capitalistas, lo que creará una pugna entre ellas que conducirá inevitablemente a la guerra.


Expansión Colonial e Imperialismo: Introducción

Durante el siglo XIX y los primeros años de XX, se desenvolvió uno de los procesos básicos del mundo contemporáneo: la formación de los imperios coloniales. Terminó la época de los grandes imperios de España y Portugal, pero se iniciaban otros nuevos, con nuevos objetivos y motivaciones, aunque con elementos comunes a todas las formaciones imperialistas: el afán de dominio, de control, de poder, de imposición de formas culturales... Uno de estos elementos destacó sobre todos los demás, la cuestión económica. Las grandes metrópolis coloniales son también importantes potencias industriales y demográficas que necesitan de nuevos territorios para completar su desarollo.

La revolución industrial necesita de constantes aportes de materias primas, al tiempo que las producciones fabriles exigen amplios mercados en los que colocar sus productos. Se establece así entre los países industrializados europeos una carrera para ser el primero en llegar a dominar zonas fuera de Europa que pasan a convertirse en colonas, y con las que las metrópolis constituirán sus respectivos imperios coloniales. También existen razones de tipo político, religioso, cultural científico etc. que, en algún caso, completarán el objetivo: la explotación económica.

La renovación técnica en el campo de los transportes, sobre todo en los marítimos, permitió trasladar contingentes de población a los puntos más alejados del planeta, al tiempo que grandes volúmenes de mercancías. Las expediciones de colonización permitieron ampliar extraordinariamente el mundo conocido, lo que facilitó grandes avances en ciencias como la Geografía, la Botánica o la Zoología. Sin embargo, junto a estos valores positivos, la colonización europea estuvo acompañada de numerosas consecuencias negativas para las poblaciones de los territorios colonizados: explotación de sus recursos naturales, imposición de fórmulas políticas ajenas, desprecio por sus valores culturales y religiosos, esclavitud...

Los países europeos más industrializados -fundamentalmente Gran Bretaña y Francia- fueron los protagonistas de una etapa de dominio político, económico y cultural europeo en el mundo. En un segundo momento, en las décadas finales del siglo XIX, dos naciones no europeas -EEUU y Japón- iniciaron una explansión en sus respectivos continentes. El afán de dominio por parte de los países colonialistas originó fuertes tensiones que actuarán como una de las causas determinantes de la Gran Guerra.